sábado, 1 de octubre de 2011

Rojas: "En la escritura neobarroca el sentido se genera con su aplazamiento" - Maira Mora y Gabriela González

El pasado miércoles 21 de abril, el académico del Departamento de Teoría de las Artes y del Doctorado en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Sergio Rojas, presentó su nuevo libro "Escritura neobarroca. Temporalidad y orden significante", texto que corresponde a su tesis doctoral en literatura. La publicación surge tras diez años de indagaciones y reflexión realizadas por el docente y corresponde a su tesis de Doctorado en Literatura. En esta entrevista relata los aspectos fundamentales del nuevo texto editado bajo el alero de la Editorial Palinodia.

¿Cómo y por qué surge este proyecto?

El proyecto de escribir este libro nació hace casi diez años. Hay aquí muchos nombres, y no me refiero sólo a las referencias bibliográficas, sino a las personas, amigos y amigas, estudiantes -cientos de estudiantes-, colegas, que forman parte de las múltiples escenas en las que esto se fue elaborando, revisando, corrigiendo y reelaborando, en un trabajo que -por su asunto- parecía no tener fin. Fue tema de clases, conferencias y artículos. Finalmente, tomó forma en mi trabajo de tesis para el Doctorado en Literatura. Ahora, debo decir que en la concreción definitiva ha sido fundamental el interés que tuvo Editorial Palinodia -Miguel Valderrama y Alejandra Castillo- en publicar este libro desde que estuvo terminada la primera versión.

Al inicio de la investigación usted decide comenzar el análisis de la literatura neobarroca, sin embargo, posteriormente decide acotarlo al término de "escritura neobarroca". ¿A qué obedece este cambio?

Llego a la pregunta por el sentido de una "escritura neobarroca" después de un extenso trabajo de reflexión y escritura. Desde mi interés por la figura filosófica de la auto-reflexividad constitutiva de la subjetividad moderna, me orienté hacia el estatuto de la obra de arte, considerando especialmente la relación entre lo que podría ser, en cada caso, el asunto "temático" de la obra y el modo en que son reflexionados los recursos que sirven a la producción de significación y representación. Comencé a trabajar con la hipótesis de que la producción de sentido en el arte tiene que ver fundamentalmente con hacer emerger los recursos en la obra misma. Entonces, aquella emergencia, que en cualquier relación de comunicación hubiese significado un "ruido" contra una adecuada comprensión de la significación, en la obra de arte, por el contrario, operaba como una producción desbordante de sentido. En sentido estricto, no es yo haya acotado un concepto general -literatura neobarroca- mediante uno particular -escritura neobarroca-, sino que lo de escritura me parece más adecuado, conceptualmente más riguroso, porque el concepto de obra "cierra", en cambio el de escritura disemina, son momentos de productivo descontrol de la significación. Se le ha denominado "insubordinación significante".

¿Cuál sería la principal característica de la escritura neobarroca?

La transformación de la pregunta, que primero interrogaba por la posibilidad de pensar una obra neobarroca, hacia la cuestión de una escritura neobarroca se produce al intentar asumir teóricamente el hecho de que esa reflexividad de los recursos que tensiona la comprensión hacia cierta visualidad -una visualidad que es intensa e imposible a la vez, pues no alcanza a resolverse en una representación determinada-, podía encontrarse en obras que no admitían en su totalidad el adjetivo de "neobarrocas". La escritura neobarroca es el intento por recuperar el sentido en la intensidad de una escritura que provoca una dimensión de visualidad imposible.

¿A qué se debe la decisión de dedicar un capítulo entero al análisis del trabajo de Borges?

Muchas veces se ha considerado la literatura de Borges como una obra barroca. Esto debido a ciertos motivos que son constantes en sus ficciones: espejos, laberintos, acertijos, deseos desmedidos de saber, la escritura de lo absoluto, bibliotecas que tienden a infinito, etc. Sin embargo, la escritura de Borges ficciona, no textualiza, es decir, refiere una realidad a veces abismante o vertiginosa, pero no disemina lo real en la textura del lenguaje. Nos abisma y extravía su imaginación, no su escritura. Despejar esta especie de malentendido no sólo tenía que ver con leer de cierta manera a Borges, sino también con seguir desarrollando una adecuada comprensión de la escritura neobarroca.

Usted ha señalado que en la escritura neobarroca el cuerpo es fundamental ¿De qué manera?

Bueno, hablaba antes de una escritura de intensidad visual. Aquí el cuerpo es un motivo muy importante, especialmente en lo que podríamos denominar como las poéticas del sacrificio. El cuerpo sometido a un procedimiento genera un sentido inquietante y seductor a la vez, y de esa manera se transforma en un signo. Es lo que autores como Severo Sarduy y Salvador Elizondo llevan al extremo, ambos seducidos por el suplicio chino conocido como Leng T'che: el cuerpo del condenado cortado en cien pedazos, estando todavía vivo. Pero no se trata de "sadismo", sino de la producción de ciertas imágenes muy inquietantes, en las que el cuerpo humano es el centro. También las imágenes de José Donoso en "El obsceno pájaro de la noche" recurren al cuerpo, lo desforma, lo disemina, lo injerta, etc. Y lo encontramos también en el imaginario del barroco europeo del siglo XVII, especialmente en la visualidad de carnación, en la pasión de Cristo, por ejemplo.

¿De qué forma la escritura neobarroca lucha contra la levedad lúdica posmodernista?

Pienso, a modo de ejemplo, en una obra como "El nombre de la rosa", de Umberto Eco, una novela que ha sido considerada habitualmente como "neobarroca", por la cantidad de géneros y figuras que se combinan para generar una laberíntica trama policial. Sin embargo, me parecía que la novela de Eco se encontraba en las antípodas de otra obra también calificada como neobarroca, aunque en un sentido diferente: "El obsceno pájaro de la noche", de José Donoso. El juego posmodernista de Eco, irónico y escéptico, aunque entretenido, me parecía débil comparado con el potencial de sentido de la novela de Donoso, a la que yo asociaba con el cine de David Lynch. No podría decir de qué se trata, pensé, pero pocas veces he estado ante una obra con un potencial de sentido tan devastador. Considerando este tipo de cuestiones, comencé a elaborar una diferencia sustancial entre estética posmodernista y estética neobarroca. Para autores como Calabrese, son casi sinónimos, en cambio para Sarduy serían incluso políticamente opuestos. El neobarroco es una alteración de las identidades, jerarquías, roles y representaciones con las que occidente se ha pensado y valorado a sí mismo. El neobarroco es un cuestionamiento crítico y radical de lo que denomino la "escala humanista" de comprensión del mundo.

El término "literatura autorreflexiva" tiene relación con que en un determinado momento el arte empezó a reflexionar sobre sí mismo dentro del arte, como por ejemplo el cine dentro del cine. ¿Esto dice relación con la intensidad visual de la escritura?

La puesta en obra de la reflexión de los recursos narrativos es algo que caracteriza a la literatura en general, y especialmente a la literatura contemporánea. Pero me pareció que especialmente ciertas obras conducían ese proceso hacia el límite de una visualidad imposible, imposibilidad en que la obra alcanzaba una peculiar intensidad de sentido, lejos de una comprensión clara y distinta de su significado. Entendamos aquí lo de escritura como el trabajo de producción de sentido mediante articulaciones en el plano significante. En la comunicación el signo nos remite a una realidad externa al lenguaje, a eso lo denominamos "significación". Pues bien, en la escritura neobarroca, los significantes generan sentido al vincularse con otros significantes, de tal manera que el lenguaje genera sentido, pero sin abandonar nunca la inmanencia del lenguaje. Entonces se produce la paradoja que "no entiendo nada" precisamente allí en donde asisto a un exceso de cuerpo significante.

¿De qué forma aborda la temporalidad en la escritura neobarroca?

Derrida ha señalado que Occidente ha vivido en la tranquilidad de que el significado no es contemporáneo del significante, es decir, que el significado "no nace" con el significante, sino que éste es secundario, subordinado a la idealidad soberana del significado. Esto es precisamente lo que en mi lectura la escritura neobarroca pone en cuestión. La diferencia temporal que es inherente al sentido convencional, por cuanto se significa una realidad que pre-existe al acto mismo de remitirse a ella, en el neobarroco resulta alterada, pues el sentido se genera con su aplazamiento. Significantes que nos envían hacia otros significantes, y así sucesivamente, en un aplazamiento que no hace sino generar sentido mientras toda la realidad se va transformando en un gigantesco artificio, en una obra de teatro, en un simulacro, en máscaras de máscaras. En este proceso, el sentido cuyo cumplimiento se espera se hace desmesurado, como cuando en una película de David Lynch esperamos una articulación total que no se produce, mientras crece la sensación de que cada cosa que vemos está en lugar de otra.

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