lunes, 17 de octubre de 2011

BARROCOS Y NEOBARROCOS. - Salamancada2

“El infierno de lo bello”

Desde mediados de los años ochenta han sido muchos los autores (Calabrese, Sarduy, Deleuze, Mafessoli, Virilio, Buci-Glucksmann, Baudrillard...) que al ensayar un modelo de definición de la cultura contemporánea insisten en la utilización de los términos “Barroco” y “Neobarroco”.

Lo neo-barroco no debe verse como un simple retorno al célebre estilo de los siglos XVII y XVIII, sino también, -y sobre todo-, como un espíritu o categoría estética, una forma de organización cultural con estrategias de representación propias; una metáfora cultural de nuestro tiempo, que retoma y redefine -a veces de un modo contradictorio- comportamientos estéticos y socioculturales que se vienen desarrollando desde la antigüedad clásica hasta hoy.

El Laocoonte griego es bajo nuestro punto de vista tan barroco como el monstruo de Alien. El Carnaval de Rio de Janeiro o el Love Parade de Berlín son dos de las manifestaciones neobarrocas más fascinantes de nuestro tiempo. Los diseños de Christian Lacroix, Galliano y Jean Paul Gaultier son evidentemente neobarrocos, -yo diría que la industria de la moda en general se mueve bajo parámetros neobarrocos-. Soportes visuales como el videoclip son maquinas de representación neobarrocas por su dinámica proliferante y su capacidad omnívora para vampirizar ideas de otros lenguajes. Cuando un Dj remezcla música de diferentes estilos está redefiniendo de un modo "neobarroco" la música del presente. Internet es un espacio virtual tan barroco y desbordante como una bóveda pintada por Tiépolo o Andrea Pozzo; el Cyborg será, probablemente, la última gran creación del Neo-Barroco...

El proyecto expositivo Barrocos y Neobarrocos. El Infierno de lo Bello parte de estas premisas para canalizar una gran muestra integrada por más de 70 artistas nacionales e internacionales que se desarrollará en diferentes espacios de la ciudad. A fin de cuentas, Salamanca es también una ciudad neo-barroca.

El punto de partida para seleccionar las obras tiene mucho que ver con algunos “síntomas” que Omar Calabrese proponía para definir el presente: “Límite, exceso, detalle, fragmento, ritmo, repetición, inestabilidad, metamorfosis, nudo, laberinto, desorden, caos, distorsión, perversión (...)”. La mayoría de los trabajos destacan por su carácter escenográfico y su tendencia a la combinación de diferentes técnicas y soportes con el fin de alcanzar un fuerte impacto visual. Ya hemos dicho que el Barroco ha sido considerado siempre el tiempo privilegiado del trompe l´oeil, de la teatralidad y el artificio, de los sueños y las visiones... “El mundo es sólo un gran teatro”, “la vida es sólo un sueño”...

En general nos hemos aproximado a lo neobarroco desde 3 puntos de vista complementarios: el primero sería el de aquellas obras que citan literalmente el barroco histórico y lo reinterpretan desde el presente, tal es el caso de Philippe Bradshaw, Lars Nilsson, Elena del Rivero o Eve Sussman, que citan a Boucher, a Poussin y a Velazquez respectivamente. En otros casos hemos seleccionado obras que desde un punto de vista formalista se podrían considerar "barrocas", en ellas domina la ornamentación, el impulso alegórico, la tendencia al exceso; a lo dionisiaco, a lo grotesco, a la máscara, al travestismo, a la pintura expandida: Ahí entrarían artistas como Mathew Barney, Erwin Olaf Asume Vivid Astro Focus, Fabian Marcaccio. Hay finalmente otras obras que podríamos considerar conceptualmente barrocas, tal es el caso de las extraordinarias "vanitas" que han creado Jake and Dinos Chapman o Berlinde de Bruyckere, las escenografías de Jan Fabre, Judith Barry y Juan Muñoz o la fascinante reflexión sobre la inmigración de Julián Rosefeldt...

Al mismo tiempo, algunas de estas obras remiten de modo directo o indirecto a coordenadas temáticas ya tratadas en el Barroco histórico como “El cuadro dentro del cuadro”, “realidad y simulacro”, “bucle y adorno”, “alegoría y parodia”, “el amor y la muerte”, “el tormento y el éxtasis”, “la fiesta”, “el viaje”, “la metamorfosis”, “lo grotesco”…

Podríamos incluso poner un símil cinematográfico para explicar de que modo nos hemos acercado al barroco en esta exposición: tan neobarroca es la película Las Amistadaes Peligrosas de Stephen Frears -que cita literalmente el universo de seducción y apariencias del rococó francés- como The Matrix de los hermanos Wachowsky que anticipa un futuro dominado precisamente por los Cyborgs y la realidad virtual; entre medias habría directores como Greeneway, Fellini, Luhrman o el mismo Almodovar que presentan imaginarios neobarrocos instalados en el presente.

Partiendo pues, de que no es posible pensar la modernidad sin tener en cuenta su “momento barroco” quisiéramos que esta exposición fuera una aproximación crítica al presente. El subtítulo: “El infierno de lo bello”, tomado de un célebre ensayo de Karl Rosenkranz (1853), sería precisamente una metáfora sobre la “extrema tensión moral” que genera en una gran parte del arte contemporáneo la sensación de que “la belleza puede llegar a enmascarar lo real y a encandilar y distraer sobre la penalidad o la injusticia” (Steiner); la búsqueda torturada de “conciliaciones imposibles” entre: placer y compromiso político, complicidad y vergüenza, conformismo y rebelión, máscara y sobreexposición, espiritualidad y sensualidad, mestizaje y uniformidad globalizadora… la inquietante sensación de que tanto el Barroco como –su imperfecto doble- el Neobarroco expresan una belleza que, por así decir: “está más allá del bien y del mal”.

Pero al mismo tiempo queremos que sea una exposición para el disfrute, yo diría incluso que se trata de una exposición para el placer en todos sus órdenes, ya hemos dicho que el Barroco histórico fue un arte para violentar los sentidos en una doble dirección: espiritual y dionisiaca (El Éxtasis de Santa Teresa realizado por Bernini para la Capilla Cornaro, con su fusión alegórica de misticismo y erotismo sería el espejo en el que –todavía hoy- se miran con resultados desiguales algunos artistas, que tal y como dice Calabrese podrían considerarse: “poco más o menos” neobarrocos.

http://blogs.ya.com/da2salamanca/c_41.htm

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