lunes, 17 de mayo de 2010

MAITREYA: HACIA UNA LECTURA NEOBARROCA - Marina Fierro Concha

MAITREYA: HACIA UNA LECTURA NEOBARROCA
por Marina Fierro Concha
Valparaíso, diciembre de 2008.
art. publicado el 26/06/2009

Resumen:
El nacimiento del concepto Barroco en América trae consigo la evidencia de hibridez que existe dentro del continente a través de las diferentes expresiones culturales: arte, literatura, ritos religiosos, entre otras. La obra del escritor cubano Severo Sarduy contiene asimismo una marcada transposición de sustratos lingüísticos que permiten la posibilidad de una expresión “polisignificante”, y será ésta su apuesta al configurar los ensayos sobre el Barroco, y su propuesta lírica y narrativa.

Situaremos así nuestra tarea en Maitreya (1978), y en su lectura a través de los textos ensayísticos, específicamente en los apartados Maqueta del Universo, Horror al Vacío, y Anamorfosis. Se tratará de demostrar la propuesta de lectura Neobarroca, que plantea Sarduy al elaborar un cuestionamiento deconstructivo, en cuanto al sentido de la obra literaria, y de la necesidad de contestación frente a la imposición restrictiva del lenguaje denotativo, entendiendo que esta novela plantea un constante juego de inestabilidad comprensiva, en donde el lector situado desde la lectura tradicional cuestiona constantemente la narración. Así, se pretende además dar cuenta de la autoconciencia del escritor cubano como heredero –siguiendo a Lezama Lima- del movimiento crítico latinoamericano desde la reflexión barroca, y desde el espacio del exilio.
El logocentrismo de la sociedad occidental ha sido una constante durante siglos, y aún en algunos casos sigue siendo motor de pensamiento. Sarduy, un exiliado de Cuba, pero sobretodo un exiliado de América Latina, se cuestiona en torno a éste, y lo hace a partir de las “verdades” acerca del cosmos, en las cuales sus reflexiones poseen una metódica elaboración al plantear la “maqueta del universo” que pretenden elaborar físicos y astrofísicos.
El Barroco, que es el descentramiento de la realidad por esencia, será la respuesta a la teoría elíptica de Kepler, la realidad deformada, o más bien deconstruida es la base para avanzar hacia la múltiple significación y la teoría de Deconstrucción de Derrida encuentra en Sarduy un nuevo defensor, que verá también en este “espejo de realidad” múltiples formas.
La propuesta “Sarduyana” apuntará especialmente a ver en el Barroco, la parodia o carnavalización de la realidad. El texto se constituirá sobre la base de otro, y la relación intertextual será inherente a todo texto, y por sobre todo al ahora texto neobarroco:
“Pero lo que me importa, sobre todo, cuando señalo el carácter paródico del barroco, es el hecho de que bajo el texto hay un modelo. La carnavalización es una intertextualidad, el texto paródico es polifónico, estereofónico. La obra barroca, por el hecho de que juega con un modelo cultural, supone un espacio del dialogismo: su representación gráfica sería una red de sucesivas filigranas, y esta representación no sería lineal, bidimensional y plana, sino en volumen, espacial y dinámica” (1)
Así, en Maitreya el diálogo es aglutinador, el discurso envuelve a la cultura china, la cultura cubana, incluyendo además la cultura pop de Estados Unidos. La alusión al buda, a la comida cubana, y la analogía “yanqui” van construyendo un texto polifónico que construye una dimensión atemporal, que mezcla, parodia y superpone diferentes estratos, Provocando constantemente un cuestionamiento en el lector: ¿Qué sucede en la historia?
En Mil Mesetas (1980) Deleuze y Guattari van más allá de establecer un principio o propuesta absoluta, en tanto plantean que debemos salir del “centramiento” en el que está situada toda la esfera del pensamiento. Se propone así hacer rizoma, en tanto podamos entender el conocimiento como una posibilidad de redes, sería así la metáfora del Libro, del proceso incesante de conexiones, de puntos de fuga, de territorializaciones y desterritorializaciones. Así, el Libro se caracterizará en tanto está compuesto de materias formadas de las maneras más diversas, en donde podemos distinguir líneas de fuga, territorios, y velocidades. Lo cual entendemos a partir del concepto de Agenciamiento, en tanto éste conforma las líneas de fuga y las velocidades mensurables de un libro.
Salidas y entradas, espacios que ubicamos y reubicamos constantemente, no hay raíz, el rizoma nos permite ir develando no sólo un sentido, sino la construcción de múltiples sentidos. Sarduy, a su vez, plantea que cuando elaboramos lenguaje se está construyendo una realidad, sin embargo esta construcción tiene su cimiento en la imposibilidad del signo para significar un único momento de sentido, el signo se va configurando en tropos, el lenguaje no es más que una máquina tropológica, una metáfora lleva a otra, y así sucesivamente. El Neobarroco, viene a dar cuenta de esta situación, pues para ser en el espacio de significados hay un plural de elementos que significan:
“(…) Un neobarroco en estallido en el que los signos giran y se escapan hacia los límites del soporte sin que ninguna fórmula permita trazar sus líneas o seguir los mecanismos de su producción. Hacia los límites del pensamiento, imagen de un universo que estalla hasta quedar extenuado, hasta las cenizas. Y que, quizás, vuelve a cerrarse sobre sí mismo. (2)
Ya lo decía Lezama Lima cuando proponía el Barroco Americano a partir de los conceptos de Tensión y Plutonismo. Un espacio que está desenvolviéndose a partir de las fuerzas opuestas y de la fragmentación: un espejo que se fragmenta y se vuelve a reunir.
En el primer Barroco latinoamericano hubo una suerte de concientización de la situación histórica que se hace parte del continente, la “aceptación” de una cultura que evidentemente trae una lengua y visión idiosincrática muy diferente a la de los pueblos precolombinos provoca el mosaico, y entonces se hace cotidiano el representar diferentes ecos culturales junto a la novedad de la cultura española y creándose así una nueva situación:
“La importancia del Barroco reside principalmente, por un lado, en que la evaluación de esa producción poética plantea problemas crítico-historiográficos que se proyectan sobre todo al desarrollo posterior de la literatura continental, y que derivan del proceso de imposición cultural y reproducción ideológica que acompañó a la práctica imperial. En segundo lugar, es también en el contexto de la cultura barroca que aparecen las primeras evidencias de una conciencia social diferenciada en el seno de la sociedad criolla” (3)
A partir de lo que plantea Mabel Moraña, asistimos a una suerte de apropiación histórica de esta propuesta cultural, el Barroco se transforma en un espacio de diálogo para afianzar la crítica hacia las formas de poder de la cultura dominante, y asimismo el Neobarroco, desde Carpentier, Lezama y Sarduy se configura en un nuevo espacio de crítica social. Detrás del discurso literario, surge un discurso político, contestatario. Lo impuesto por siglos, se continúa reconfigurando cuando asistimos a la oposición de la nueva forma de poder: la era postmoderna. Así, el derroche, el espacio populoso es sólo una parte del Neobarroco, como Sarduy ensaya, la lectura esencial va acompañada del cuestionamiento hacia el modelo, hacia la maqueta de representación, hacia el horror al vacío, y hacia la lengua en la que se sitúa este horror.
Maitreya, se configura como un libro abierto, un libro rizomático y deconstruido. Los espacios dentro de la novela están cruzando el límite, pues los signos no obedecen al referente “verosímil”. Obedecen más bien a un cuestionamiento de ese referente, no sólo a través del lenguaje sino como ya se dijo a la conjugación de culturas, y a la ausencia de lógica. La historia en Maitreya juega constantemente a parecer ser –simula- sin embargo, no le interesa seguir con la simulación, los personajes escapan a la historia, no interesa su desenlace, pues concierne sólo el momento de suspensión, que representen y desaparezcan es un evento sin importancia.
Probablemente, la propuesta “Sarduyana” sigue el rumbo que planteara Blanchot al situar El libro Que Vendrá como un libro distinto al que conocemos, un libro que trata de escapar del logocentrismo de nuestra civilización buscando el tiempo puro dentro del Espacio de Creación, y que rescata el lenguaje como el motor de creación:
“Por lo tanto, es necesario rescatar en la obra literaria el lugar donde el lenguaje sigue siendo relación pura, ajena a cualquier dominio y a cualquier servidumbre, lenguaje que también habla sólo a quien no habla para tener ni para poder, ni para saber ni para poseer, ni para convertirse en maestro y amaestrarse, es decir, sólo a un hombre muy poco hombre” (4)
Esta relación con el lenguaje, es dentro de la propuesta Barroca una de las principales, en tanto el lenguaje Barroco está lleno de recovecos, de adornos que dan la consistencia al movimiento significativo. Las palabras revestidas recrean una posibilidad difusa, sin embargo ese revestimiento no es más que una teatralidad para dar pie a otra palabra. La génesis lingüística es un constante devenir de significados, sin un fin utilitario como planteara Blanchot, es su esencia la que remite a su vez a otra esencia.
En este caso, el Neobarroco apela aún más a lo sensorial, el uso de metáforas, sinestesias, etc. dan valor al espacio lingüístico en tanto idean una representación de una realidad múltiple. El deseo expresado a partir de lo sensorial, revela no sólo lo corpóreo, sino lo que va más allá. El fin no es lograr el objeto, sino la totalidad que se imagina en ese deseo.
“Mallarmé había dicho una vez que “un libro no empieza ni termina, a lo sumo da la impresión de hacerlo”. A partir de la visión de la escritura como un acto “verdadero y global”, Mallarmé esbozó la posibilidad de dedicarse, ilimitadamente, a la construcción de un solo y gran libro, en el que se hallarían, escritos, la totalidad de los registros de pensamiento y de acción que atraviesan a un sujeto y al mismo tiempo lo vinculan a una historia objetiva” (cf J.P. Richard L Univers Imaginaire de Mallarmé, Paris 1961) (5)
El gran libro del que hablara Mallarmé está naciendo hoy, las posibilidades que da la lectura Neobarroca son múltiples en tanto permiten asociar diversos espacios de significación que van configurando historias paralelas, que transportan hacia una realidad en ningún caso objetivable. Un libro cerrado en sí mismo en la propuesta dialógica del estancamiento de sentido no tiene espacio, pues la búsqueda se traduce en permitir una apertura dimensional de diferentes sensaciones en donde el juego del sentido también es parte de la lectura en la que el lector está inmerso, es en la parodia cotidiana y desmitificadora del “régimen logocentrista” en donde se origina el gran espacio que llama al devenir significativo.
El Neobarroco surge en América Latina no sólo a propósito de formas esteticistas, surge por un llamado a configurar una reflexión discursiva, crítica de la operatividad lingüística, cultural, y dispositiva que mueve a un continente y al mundo. La reivindicación del espacio sociocultural de Cuba, y desde ahí del continente es un proyecto que tiene asidero en tanto Martí, Carpentier, Lezama y posteriormente Sarduy están conscientes que el discurso literario que promueven no tiene sólo un fin estético sino que se configura en una propuesta de revalidación cultural:
Martí volcó en lo visible, en la franja de los Hechos, las primeras raíces imaginarias de Cuba, esas que en su propio Diario alcanzaron su definición mejor. Lezama es el descubridor de otra Imagen nuestra, que algún día, alguien hará visible (6)
Así el exilio, el rescate y la autodefinición son ideas claves en la propuesta de Sarduy, pues ser parte de un espacio que ya no pertenece- Cuba-, y volverse ciudadano del mundo –Francia, Estados Unidos- permite adentrarse en reivindicar lo perdido desde otra mirada.

Una Maqueta del Universo
Recrear modelos es una constante no sólo en el mundo científico, es también usual en la vida cotidiana, trazamos y planeamos la realidad según lo que conocemos, generalmente realizando analogías entre lo que somos capaces de situar y lo que nos cuesta aprehender. Sarduy, sin embargo, es enfático al recalcar la imposibilidad de un modelo único de representación. Desde la nueva inestabilidad del mundo, él visualiza cómo los científicos tratan de presentar lo inabarcable a través de un lenguaje igualmente metafórico que el de la Literatura: enanas blancas, enanas negras, etc. Invenciones lingüísticas que permiten recrear a través de una configuración mínima la representación colosal del universo, sin embargo, esta representación no es posible en tanto ningún fenómeno se puede ver al mismo tiempo desde diferentes perspectivas, y por tanto nuestra posibilidad de conocer y hacer una maqueta de éste es limitada:
“Los modelos, por supuesto, ayudan a concebir el cosmos, pero demuestran también que no hay modelización absoluta, que todos son relativos-o internos- a lo que deben de modelar, y aun a sus propias historias. El pintor del primer barroco podía figurarse mientras construía o estructuraba la representación; el cosmólogo del siglo XX no hace más que preguntarse cómo del universo representado-tal y como se miniaturiza en el modelo, tal y como adviene a la visibilidad- ha surgido un poder de representación, cómo la historia del iris queda secretamente cifrada en lo que se ve”. (7)
La relatividad de lo cifrado en la visión es un primer paso para comprender cómo la confluencia irisada no sería más que la representación de una multiplicidad de modelos que nos ayudan a configurar el mundo, pero no a tener certeza de él. El primer Barroco lo sostiene, y el Neobarroco lo mantiene: una posibilidad cósmica engañosa.
Sarduy, traslada a Maitreya sus supuestos y a través de sus personajes plantea sus inquietudes mediante las analogías y el cuestionamiento del personaje/lector:
“Creí que bastaban las noticias de astronomía, la sorpresa de las explosiones, para crear en la mente, por un instante, el vacío, como esos japoneses barbudos dando bastonazos y rompiendo búcaros. Comprendo ahora que tales magnitudes, para una cabecita de pájaro, son como el viento” (8)
Deja así de manifiesto la inconsistencia al tratar de captar una magnitud tal como el vacío, pues las primeras maquetas que configuramos son las que se suceden en nuestro cerebro incapaz aún de abarcar tamañas magnitudes. El cuestionamiento del futuro Buda, es una “autopercepción” de la limitada posibilidad de conocer, y la crítica sutil hacia la cotidianidad del cientificismo que pretende dar respuesta a todo fenómeno natural. Así, la apariencia, la realidad difusa, se patentizan en Maitreya en tanto se configura como una posibilidad textual múltiple, que organiza historias que no se resuelven en sí mismas, pues se evaden en la narración para presentarnos interrogantes existenciales:
“Había concebido la realidad como un lugar vacío, un espejismo de apariencias reducido al mito de su representación canjeada (…) En el espejo de cobre sobre la repisa se contemplaba a sí mismo contemplando a las tres mujeres que escrudiñaban en el otro espejo sus intersticios…Por el orificio apuntó una gota gruesa y translúcida: en ella, cóncavas y miniaturizadas, se reflejaron las chinas recogiendo el cubrecama (…)Velaron el cuerpo de Leng, como si fueran a amortajarlo” (9)
Leng sin saber que llegaba al estado mortuorio empieza a ver más allá de lo que siempre vio o más bien a cuestionar lo que vio toda su vida. Al estar acostado junto a las chinas pudo verse a partir de un espejo, y a las mujeres que lo acompañan viéndose a sí mismas, para terminar con el enfoque a las chinas en una pequeña gota que las miniaturizaba en la imagen de muerte, al parecer el cubrecama del homicidio.
La multiplicidad irisada captada en diferentes modelos o maquetas, son los espejos de realidad que le devuelven una visión múltiple, las chinas a través de su espejo, son la última visión del principio de su fin, una historia que vuelve a empezar.

Horror al Vacío
El uso de la metáfora tiene para Sarduy un especial interés, en tanto la pluralidad significativa que produce permite desmitificar, parodiar y atrapar la posibilidad de la expresión lingüística. La poesía Gongorina le da espacio para reflexionar sobre el Barroco que viene desde España y sobre el que está instalado en América Latina, y al hacer la analogía va dando cuenta del lenguaje retórico, el cual otorga múltiples sentidos, y provoca por tanto un punto de rechazo y crítica a la “metaforización” de la palabra:
“El terror (así llama Paulhan al rechazo de la retórica) desaparece: el significado ausente se pierde en una trama de significados posibles. En los clásicos la distancia entre figura y sentido, entre significante y significado, es siempre reducida; el barroco agranda esa falla entre los dos polos del signo. (10)
La propuesta en Maitreya es completamente retórica, en tanto el uso de metáforas y alegorías son parte de la arquitectura de la novela, Maitreya es en sí un libro que desplaza el lenguaje, porque su fin es justamente reflejar el devenir de tropos, una máquina tropológica en donde una palabra lleva a la otra, como un gran diccionario:
“-Si escogí pintar primero el mar- aclaró a su regreso Iluminada-, es porque en invierno las olas son más fuertes y los colores austeros; al contrario, las montañas son más pintorescas en verano, cuando las cubre una vegetación lujuriosa, sobre la que espejea la niebla”. (11)
El discurso se abre entonces a la diversidad, al espacio infinito de significación, pues de alguna forma se manifiesta la necesidad de plasmar este lenguaje como un evento de crítica y de gusto lingüístico. Cuando el lenguaje realmente es esencia expresiva es cuando tiene la posibilidad de remitir a un sinnúmero de posibilidades que existen dentro de él. Sarduy, consciente de esta posibilidad desafía al acto comunicativo común, aquel que está reglamentado por la norma social, su propuesta Neobarroca apunta al continuum de incertidumbre y disfrute que permite el giro lingüístico, el giro de los signos, la inestabilidad.
“- He aquí el cuerpo del hombre fragmentado- gemían, quejumbrosas y asqueadas…- He aquí la causa del deseo” (12)
La posibilidad de metaforizar y filosofar la realidad, es una constante en Maitreya. El hombre fragmentado en la búsqueda de un deseo es una apreciación de la realidad humana, un momento ilimitado que evoca el poder discursivo. La palabra cobra vida en sí misma y la intención de crear esa confusión u horror que provoca la metáfora va ya con la intensión de crear un cuestionamiento existencial, y por ende “plurisignificación”.
Asimismo, la Semiósfera concebida por Lotman, no hace más que dejar en evidencia que estamos inmersos en un sistema de signos que remiten constantemente hacia otros, pues los textos nos llevan siempre hacia otros textos en donde los signos están recreándose constantemente. En Maitreya podemos decir que sucede lo mismo, en tanto se proyecta una realidad evocada constantemente a través de escenas en donde se sitúan espejos, y en la cual la imagen devuelve un reflejo que no se sabe real; así la construcción narrativa de la novela se sitúa a partir de ese encadenamiento simbólico. El espejo, se convierte entonces en un elemento que evoca a un texto cultural denotativo en tanto se supone reflejo, y connotativo en tanto retrotrae la inquietud que atraviesa el libro, ¿Se puede ver la realidad a través de este espejo o es solo uno entre tantos reflejos de realidad?:
El discurso es un intermediario sobre el cual se abren “las exterioridades” y que está a su vez abierto a las “verdades”. Doble movimiento que establece a través de la línea del discurso (línea discreta, es decir, interrumpida) una pulsación de sentido. Y es esta oscilación de los signos, esta doble abertura que crea una falla en el interior del discurso la que nos permite “leer” las Soledades. El discurso Neobarroco está en el límite del sentido, el juego de lenguaje y de narración va recreando diversas historias paralelas, una gran metáfora. Por tanto, la lectura que se plantea del texto nos remite necesariamente hacia la polifonía presente en la novela, que consta de un interés por dilucidar ese espacio vacío.
La metáfora se escabulle de la realidad concreta, y se sitúa en lo inmaterial, así el Horror se manifiesta también en esa posibilidad que nos da el leguaje de sumergirnos en la imagen sin tiempo, sin espacio. Nuestros esquemas mentales habituados a lo clásico, y estándar, hacen cuestionarnos si la novela tiene sentido, cuando al parecer no hay un sentido único o puede existir un sentido para cada lector.
En Maitreya el Horror al Vacío se produce justamente por el horror al sentido múltiple. La lógica no opera, porque la novela se basa en la crítica de ésta. De hecho la evocación a la cultura punk no es en vano, en tanto presenta la crítica al sistema social:
“Presa de arrebato punk, y queriendo manifestar su asco, una vomitó sobre los pies de la otra, se atravesó los labios con un alfiler, se quemó los brazos y concluyó colgándose entre las greñas verdes y azafrán brillante dos pescuezos de pollo sanguinolentos, que se restregó con alheña” (13)
La violencia simbólica que opera en el texto, es parte de esta “asistematicidad” que propone Sarduy, una imagen no deseada, una metáfora sórdida se da cita en la historia en tanto permite una deconstrucción figurativa de una realidad sin fondo.
Así, el texto va incorporando no sólo metáforas, sino apropiaciones culturales: Sarduy crítica sobre todo la imposibilidad que opera en el sistema estándar de una sociedad capitalista, en donde el sistema de signos está acomodado para su construcción y permanencia.
La concepción Neobarroca opera en tanto es una respuesta a la imposición de este sistema de orden. El fin que se le otorga a la palabra en Maitreya pone en evidencia la detracción hacia el lenguaje simple, operativo, estandarizado, y sobretodo utilitario manejado por los círculos de poder. Aquel lenguaje posmoderno, liviano y sin trascendencia es parte de lo que se quiere desmitificar, desde ahí entonces podemos leer la novela. Si se cuestiona el vacío, es porque ese vacío existe, está en nosotros, en la interrogante que existe a partir de él. En la novela, el vacío “es” mediante su enunciación.

Anamorfosis
“Un espejo redondo, fácil astucia de los amanerados pintores que suscitó el academismo despótico de los últimos Song, las repetía con detalles excesivos, a tal punto que la pareja real parecía un reflejo difuso de la que, concisa y minúscula, detenía el cobre pulido” (13)
Parecer dentro de la historia, es una constante, en tanto la simulación es aquella depuración de lo que se nos presenta como real. Sarduy, utiliza frecuentemente las imágenes de los espejos, los que a su vez son descritos a través de características estéticas: pequeños, redondos, etc. La forma del espejo, es el marco del sistema de representación. Podría solo enunciarse que la narración es a través de un espejo, sin embargo describir el espejo lo sitúa en tanto portavoz activo de lo que sucede con los personajes y su entorno.
El reflejo, o la imagen de realidad descrita dentro de la novela siempre se presenta difusa, difícil de describir, y entonces es cuando se juega con el mecanismo de deconstrucción del lector. ¿Desde qué perspectiva situar la imagen que se está narrando? y se elige lo que acomoda más al espacio de comprensión “estándar”:
“El lector de Anamorfosis, es decir, el que bajo la aparente amalgama de colores, sombras, y trazos sin concierto, descubre la otra, “real”, no dista, en la oscilación que le impone su trabajo, de la práctica analítica: (…)” (14)
Como se presenta el lector de Anamorfosis, es como debe situarse el lector de Maitreya, desde un ángulo diverso debe tratar de dar forma a la imagen difusa, imagen casi esquizofrénica, la disposición narrativa está constantemente llamando a la locura, pues los personajes viven en un espacio y tiempo difusos, envueltos de signos culturales diferentes y superpuestos, que están parodiando lo que están viviendo.
Se suceden situaciones violentas que dan cuenta de una sátira hacia el ritual, por ejemplo en el siguiente fragmento, el ritual mortuorio del “simulado” futuro Buda o Maitreya:
“Le arrancaban mechones de pelo, cejas y pestañas, uñas, que envolvían en algodones chorreantes, embebidos en una resina verdosa, eucalipto o albahaca; corrían a esconderlos entre almohadillas de esparto, en alacenas frescas, cerradas con doble llave” (15)
Es la apropiación de la materialidad del líder la que provoca una escena morbosa, en tanto sus seguidores por tratar de asirse a él terminan dejándole convertido en un guiñapo humano. La búsqueda de la salvación, de la llegada al nirvana, es un acto Maitreya confluye así en una apuesta literaria de crítica mordaz hacia el estado posmoderno de la sociedad actual. La parodia de los diferentes substratos culturales se configura en tanto hay elementos que sitúan la crítica. Existe un juego de reconocimiento y de crítica, de imágenes, de simulación.
“Vas a prodigar tu enseñanza a esos autísticos que esperan sobre las olas y aprender inglés con discos para que pueda entenderte todo el mundo” “cuando vieron que el examinado no se limitaba a responder, sino que se adelantaba burlón a las pruebas, que consideraba como farsas, y a las preguntas, que contestaba como adivinanzas, le entregaron el cordón de protección sagrada (…)”
“Esta misma noche, después que den los resultados del futbol, entraré para siempre en el nirvana” (16)
Un ritual carnavalesco que se funda en la parodia, se juega nuevamente en la novela a llevar a la cotidianeidad y simplificación un fenómeno místico que finalmente se desmitifica, la propuesta de Sarduy ve en la globalización de la sociedad contemporánea una suerte de mosaico en donde la tradición ha perdido su sentido.
Sarduy propone la anamorfosis como una nueva lectura de la realidad, el engaño y el cuestionamiento a la que están expuestos los sentidos, y en especial la mirada volcada en una arista del “escenario”. Sin embargo, volvemos al inicio, en tanto la palabra misma es un elemento simulado y la reflexión en torno a la posibilidad que nos da el lenguaje de tratar de aprehender un pedazo de lo que vivimos. La crítica hacia la razón decimonónica puesta nuevamente en jaque:
Para terminar: la palabra anamorfosis, aunque utiliza dos raíces griegas reales, parte de una etimología ficticia: de una simulación. (17)

Conclusiones
Severo Sarduy trabaja como un constructor de lenguaje, ya que sus ensayos permiten ir abordando su trazo narrativo, que finalmente se condensa en su autoconciencia como gestor del nuevo movimiento literario de América Latina, una corriente Post Boom que está preocupada de la tarea crítica, literaria y cultural, y que se inicia a partir de un estado de letargo crítico del conocimiento en el continente y en el mundo: la conformidad de los modelos de pensamiento.
Mientras aún se plantean ciertas “verdades absolutas” el escritor cubano diseña su propuesta deconstructiva. El exilio desde Cuba le permite llevar su cultura hacia el viejo mundo, y asimismo el contacto con teóricos de la literatura como Barthes, le da la posibilidad de elaborar y dialogar sus propuestas. Es así como Maitreya es la posibilidad de ir más allá en la lectura, su proposición está afianzada en el juego lingüístico, y en el rompimiento con la lógica. Leer a partir de Maitreya es adentrarse en una “pluridiversidad” que nos transporta en primera instancia a diferentes espacios culturales, que se desenvuelven en tiempos distintos y a cuestionarnos a partir de estos nuestra estandarizada forma de leer.
Al mismo tiempo, trata de esclarecer que el barroco pareciera venir de España, pero determina que el espacio social americano es barroco por naturaleza, y por tanto la reflexión en cuanto a la expresión lingüística americana nos permite vivir el barroco en estado puro a partir de nuestra lengua mestiza:
“…la nuestra es, por esencia, barroca más que Góngora. Aquí el distanciamiento entre significante y significado, la falla que se abre entre las fases de la metáfora, la amplitud del cómo- de la lengua, puesto que ésta lo implica en todas sus figuras-es máxima”
La propuesta de Sarduy vuelve al inicio de la comprensión de lectura de la palabra y a través de ella de la imagen, en tanto cuestiona las formas de lectura canónicas, que pretenden una lectura única. Maitreya es su apuesta a situar un lector crítico, que piense más allá de la forma textual, que se cuestione acerca de la supuesta realidad, y que a través de la parodia literaria pueda ir construyendo la crítica hacia una sociedad en la que la ritualidad hoy está obedeciendo a patrones de poder y vacío, más que a la esencia humana.

Notas:
1 Ponce, De La Fuente Héctor Severo Sarduy o el sentido de saber de donde son los cantantes Revista Ciber Humanitatis Universidad de Chile: 2002
2 Sarduy, Severo Ensayos Generales Sobre el Barroco Fondo de Cultura Económica Buenos Aires: 1987
3 Moraña, Mabel: Para una Relectura del Barroco Hispanoamericano: Problemas Críticos e Historiográficos Revista de Crítica Literaria Latinoamericana Año XV, N° 29 Lima: 1989.
4 Blanchot, Maurice El Libro Que Vendrá Editorial Paidos:1992.
5 Mukarovsky, Jan. Escritos de Estética y Semiótica del Arte. Barcelona: 1978.
6 Op. Cit.
7 Op. Cit.
8 Sarduy, Severo. Maitreya Editorial Seix Barral Barcelona: 1978.
9 Op. Cit.
10 Op. Cit.
11 Op. Cit
12 Op. Cit.
13 Op. Cit.
14 Sarduy, Severo Ensayos Generales Sobre el Barroco Fondo de Cultura Económica Buenos Aires:1987
15 Sarduy, Severo. Maitreya Editorial Seix Barral Barcelona: 1978.
16 Op. Cit.
17Sarduy, Severo Ensayos Generales Sobre el Barroco Fondo de Cultura Económica Buenos Aires:1987

Bibliografía
Blanchot, Maurice El Libro Que Vendrá Editorial Paidos:1992
Deleuze, G y Guattari, F Introducción: Rizoma. Mil Mesetas Capitalismo y Esquizofrenia Barcelona:1980
Moraña, Mabel: Para una Relectura del Barroco Hispanoamericano: Problemas Críticos e Historiográficos Revista de Crítica Literaria Latinoamericana Año XV, N° 29 Lima: 1989.
Mukarovsky, Jan. Escritos de Estética y Semiótica del Arte. Barcelona: 1978.
Sarduy, Severo Ensayos Generales Sobre el Barroco Fondo de Cultura Económica Buenos Aires:1987
Sarduy, Severo. Maitreya Editorial Seix Barral Barcelona: 1978.
Ponce, De La Fuente Héctor Severo Sarduy o el Sentido de Saber de Donde son los Cantantes Revista Ciber Humanitatis Universidad de Chile: 2002.

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