martes, 22 de junio de 2010

LA ANAMORFOSIS EN LA OBRA DE SEVERO SARDUY - Valeria de los Ríos (1)


Valeria de los Ríos
Universidad Diego Portales
Instituto de Humanidades, Santiago, Chile.


Para estudiar el Barroco,1 el escritor cubano Severo Sarduy (1937-1993) estableció una comparación con la ciencia. Tomando como modelo la Estructura de las revoluciones científicas de Thomas Kuhn, Sarduy desarrolló un sistema propio que no pretende ser científicamente riguroso, sino, más bien, generar un análisis netamente visual o figurativo. En su ensayo titulado Barroco, el escritor cubano asegura que el paradigma de este periodo histórico surge por la oposición entre dos formas claramente definidas: el círculo de Galileo y la elipse de Kepler. El sistema geocéntrico de Ptolomeo (cosmología prebarroca) que se mantiene casi intacto hasta Copérnico, consiste en un modelo de esferas concéntricas en el que la tierra ocupa el lugar central. La llamada “Revolución Copernicana” no es una transformación de carácter epistémico, sino que consiste, simplemente, en un cambio de eje: la tierra es desplazada por el sol como centro del sistema. El modelo no se reforma ni se subvierte, solamente se modifica, movimiento que el cubano identifica con el tropo retórico de la metonimia.

En contraste, el modelo de Kepler (la cosmología barroca por excelencia) constituye un cambio radical. En él, el centro se ha duplicado (desdoblado) y el círculo se ha transformado en una elipse. El antes centro único, irradiante, luminoso y paternal (sol), ha sido reemplazado por un doble centro que opone al foco visible uno igualmente real, pero obturado, muerto, como si se tratara de su punto ciego.2 El descentramiento es la “perturbación” del círculo que producirá consecuencias teológicas, espaciales y culturales.

La anamorfosis puede ser ubicada claramente dentro del paradigma barroco. Tal como la elipse es una perturbación del círculo; la anamorfosis3 es una perversión de la perspectiva y de su código que es la vista de frente (Sarduy 1220). La perspectiva o costruzione legítima es el sistema matemático desarrollado en el Renacimiento para la representación de un espacio tridimensional en una superficie bidimensional. La anamorfosis no se relaciona con la perspectiva en su sentido clásico, sino, más bien, con su aspecto más fantástico y absurdo: constituye una inversión y un descentramiento de los principios de la perspectiva pictórica, sin negarlos, utilizándolos para crear un efecto perturbador que deforma la imagen. Para explicar la anamorfosis, Sarduy recurre a Galileo, quien describe así esa clase de imágenes:
Esas pinturas que, consideradas de lado y desde un punto de vista determinado, nos muestran una figura humana, pero están construidas siguiendo una regla de perspectiva tal que, vistas de frente, como se hace natural y comúnmente con las otras pinturas, no dan a ver más que una mezcla confusa y sin orden de líneas y de colores, donde con mucha aplicación se puede formar la imagen de ríos y de caminos sinuosos, de playas desiertas, de nubes y de extrañas quimeras. (Barroco 1219).

Para Galileo, las anamorfosis resultan extrañas e incomprensibles. Más aún, ellas exigen del espectador un modo de ver “antinatural” que se opone a la tradicional contemplación del arte. En contraposición a la visión del científico pisano, Sarduy celebra el efecto barroco de la anamorfosis, transformándolo en un objeto de estudio y en una figura retórica que ocupará un lugar central en su proyecto poético.

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