martes, 22 de junio de 2010

NEOBARROCO: ADAPTACION O ESTILO - Minerva Reynosa

To Gaby Torres y mis neobarrocos - conceptuales - adeptos de filias / fobias


En La expresión americana, José Lezama Lima llama al continente americano “barroco”: yuxtaposición del modelo criollo e ibérico como signo de identidad y emancipación cultural. La apropiación del discurso lezamiano por distintos enfoques teóricos ha traído consigo una serie de terminologías que califican a algunos productos culturales del siglo XX como neobarrocos.

El barroco, por su parte surge de la ruptura epistémica, del cambio de una ideología para adoptar otra. El logocentrismo renacentista y la construcción del mundo como modelo cosmogónico se tradujo en horror vacui, miedo al vacío, descentralización para suspenderse en una elipsis. Así, la expresión del y de lo barroco se observa en la plenitud de las formas y modelos estéticos de la poética gongorina, la plástica de Velázquez, la arquitectura novohispana, etc.

Severo Sarduy, a mitad del siglo XX manifestó que el barroco desde su nacimiento estuvo condenado a la ambigüedad. Las definiciones que se han ido construyendo alrededor del concepto no agotan la vastedad de sus referencias. Por un lado, se le otorgan características formales de los productos culturales, un concepto de estilo; y por otro, como un concepto de época. Así mismo, Sarduy como Lezama, determinó las características del lenguaje barroco gracias a la revaloración y resurgimiento de esta estética en América Latina. Apuntando que la literatura barroca como lenguaje compartirá distintas textualidades, lecturas e interpretaciones: plástica, cinematografía, científica, etc.

De esta forma, la característica y expresión principal del lenguaje barroco se conoce como artificio. La artificialización consiste en otorgar distintas lecturas de un producto cultural (poema, enunciado, imagen, dibujo) expresado a través de una primera evocación, nominación. Variedad, posibilidades de interpretar, manejo del lenguaje al punto de la exacerbación. El lenguaje barroco con su artificio supone siempre la referencia, la cita, la re-creación cara a la tradición.

Dado el avance teórico que Sarduy realizó, se desató la preocupación y revivificación de la estética barroca, tomando de sus propias reflexiones un término para nuevas escrituras/lecturas: la apropiación de una tradición llamada neobarroca.

La revaloración de la estética barroca por parte de algunos escritores latinoamericanos, trajo consigo el interés por identificarse. El ethos barroco congregó distintas perspectivas, visiones y objetivos intelectuales. El término neobarroco en principio comparte cualidades generales al barroco. Pero todavía no ha sido del todo denominado, ya que el uso recurrente en varios discursos lo hace genérico o confuso.

Actualmente, el término neobarroco es aplicado en distintas disciplinas y estudios de las ciencias sociales. Por la misma época en que surge el neobarroco, la teoría literaria se denominó como género de otras teorías: miscelánea. Las disciplinas de las ciencias sociales y científicas crean sus propias teorías: el estudio de la revolución sexual a partir de los procesos mercantiles; el acercamiento a la literatura queer (gay) conforme a las teorías de género; y otras.

Otras teorías de otros campos del saber se establecen como puentes entre los estudios literarios y culturales. La literatura no se aísla sólo al hecho estético, sino que se integra en el discurso de lo social, filosófico, antropológico, jurídico, etc. Dado que la finalidad de estos estudios es construir una identidad correlacionada de varios elementos culturales: los elementos de la tragedia griega para el estudio psicoanalítico, los talks shows como modelos de construcción lingüística pop, etc.

Los estudios culturales evidentemente ayudan a la difusión del producto cultural: la obra. Pero obstaculizan al ubicar paralelamente y en importancia a los referentes de la alta cultura como Góngora, Sor Juana; frente a los de la cultura mediática: la televisión, el cine.

La aplicación del término neobarroco en distintos ámbitos de la cultura propone: la falta de elementos estéticos que le sustenten y la frágil referencia (banalidad) que se tiene con respecto a la tradición de la cual surge. Omar Calabrese en sus estudios de semiótica cultural, denomina al neobarroco como término similar a postmoderno: ruptura ontológica, descentramiento, pérdida de la identidad. Rebajándolo a la categoría de eslogan y lo ubica como categoría de espíritu anticlásico.

A su vez, Carlos Monsiváis asemeja el término neobarroco a una expresión de lo popular: lo prohibido en las artesanías de Ocumicho, las lacas de Olinalá, los Árboles de la vida en Metepec, etc. Reduce la subordinación del artificio a mero recurso de pseudoretórica, al manifestar el empleo de un “laberinto de palabras” en Cantinflas. Objeto tales consideraciones porque el neobarroco remite a una significación del barroco: tradición como resultado de variadas confluencias estéticas, ideológicas, etc. Lo neobarroco trae consigo un discurso que revoluciona los distintos textos culturales, una interpelación a través de muchas lecturas, nunca una. Identificación entre dos momentos, el clásico como punto de partida y el seguimiento del camino en elipsis: la curva, la eliminación del recurso discursivo, la ocultación del astro.

De esta forma, el neobarroco como expresión popular trae consigo una cita implícita de José Maravall quien considera la época barroca una sociedad masiva, donde el crecimiento poblacional, la despersonalización, el discurso capitalista de la mano de obra rompe con los modelos de sociedad tradicional. A la vez, cultura popular es la creación y uso de productos culturales de conocimiento “no científico” para una comunidad en específico. Pero al remitirnos a la manufactura de las artesanías, el mercadeo, la cultura popular no es sino una forma revestida, engañosa de los procesos de masificación. Los productos culturales son elementos de la conformación del discurso dominante, sin interacción directa entre las personas, la unificación acartonada, homogeneidad en la siempre heterogeneidad.

Creo además que también se bifurcan y emparentan fácilmente con el neobarroco términos como kitsch: mal gusto por lo ecléctico; y con el camp: extravagancia de lo exagerado, frívolo…

La propuesta es reflexión, crítica: por qué neobarroco popular?. Tal vez extravagancia, elemento del discurso dominante, etc.; pero también la reivindicación del buen estilo.


Minerva Reynosa (La Doncella Dilatada)

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