La
forma y el contenido brindan una pobre aproximación a la poesía. El problema
del poeta es un asunto del lenguaje y de la sensación. Y así, el singular gusto
de situar a Roger Santiváñez en la poética neobarroca, nos lleva a una pregunta
necesaria: ¿qué motiva la continua relevancia del neobarroco en la poesía
latinoamericana actual?
El
barroco y el neobarroco latinoamericano han sido definidos de diversas maneras.
Para Alejo Carpentier, el barroco es lo que mejor define la existencia de
Latinoamérica. La literatura se convierte en un lente interpretativo capaz de
medir la mezcla híbrida de las culturas en Latinoamérica. Descriptivo y
ontológico, el barroco es lo que transcultura. Para John Beverley, lo barroco
articula algo que sería “el estilo esencial-fundacional de la identidad
latinoamericana”.
Por
otro lado, el barroco y el neobarroco han sido conceptualizados como
antifundacionales; en contra de la dialéctica que da base al barroco hispánico
como discurso de transculturación. Hoy en día, los pensadores a menudo resaltan
el carácter operativo del barroco. El Barroco de Severo Sarduy (1974) establece
una apuesta importante: en contra de la opinión que entiende al barroco como
una estilística de lo ornamental ―escapista, exquisita y oscura― ser barroco,
para Sarduy en 1974, por el contrario, “hoy tiene una función más precisa…
significa amenazar y parodiar la economía burguesa”.
De
acuerdo a Sarduy, el lenguaje barroco articula una poética del placer, lo
lúdico y lo erótico que perfora un agujero a través de la atmósfera de la
comunicación del sentido común, la lógica conclusión del consumo, la
cosificación y la reproducción propia de una sociedad administrada que destruye
el imaginario. El barroco es perverso en su sinsentido, en su rechazo al
discurso fundacional y apropiativo. “Metamorfiza al orden establecido”, escribe
Sarduy, “Barroco de Revolución: su sentido no precede la producción; es su
producto emergente: es el sentido del significante”.
Para
Roland Barthes, mentor de Sarduy, en un prefacio a la novela De dónde son los
cantantes (1980) de Sarduy, la lección que debe ser aprendida de la poética
barroca de Sarduy es el recordatorio de que existe un placer del lenguaje, uno
que revela “la faz barroca del idioma…sugiriéndonos así que la escritura puede
hacer todo lo que desee con una lengua y en primer lugar, devolverle su
libertad”.
Esto
me lleva a lo que Haroldo de Campos acertadamente describió, en 2002, como un
giro del transbarroco en la poesía latinoamericana, protagonizado por poetas
como José Kozer, Claudio Daniel y el poeta en cuestión ahora, Roger Santiváñez.
De Campos subraya las siguientes antologías: Medusario/muestra de poesía
latinoamericana (1996), organizada por José Kozer; Jardim de camaleões—A poesia
neobarroca na América Latina (2002), editada por Claudio Daniel y Transplatinos
(1990), editada por Roberto Echavarren.
¿Qué
haremos con el giro del transbarroco en la poesía latinoamericana actual? En
numerosas declaraciones en entrevistas, Roger Santiváñez ha descrito este punto
de inflexión como una crítica en contra de la tendencia perenne de la poesía
conversacional, dominante en la poesía de Hispanoamérica comenzando con los
antipoemas de Nicanor Parra y el Exteriorismo de Ernesto Cardenal en la década
de 1950. Santiváñez por sí mismo, en 40 años de poesía, reclamó una vez la
poesía conversacional como suya: “Cuando tenía 20 años y andaba obsesionado con
la Revolución… mi poesía refleja esta situación. Ahora que vivo en el apacible
town al borde de un río solitario… fui descubriendo la naturaleza viva”. Y no
obstante, como un poeta del lenguaje, nos equivocaríamos al ver sus poemas como
pasivos y antirrevolucionarios: “Pero primero poesía. La búsqueda de un
lenguaje que se autoiluminara, rompiendo con el coloquialismo referencial. Con
Cor Cordium, Lauderdale y finalmente Eucaristía me llevaron a una nueva
concepción de la poesía en la cual ya no me interesó expresar lo que podríamos
llamar ideas, sino simplemente hacer música con la materia verbalis”.
Hacer
música con la materialidad verbal, es forjar una visión que desafía la
codificación ideológica establecida de la vida social. El poema para
Santiváñez: “crea otro mundo—autónomo—ajeno a la realidad real. Su dicción, su
belleza, su distinta perspectiva (su mirada) sobre el mundo… están cambiando el
normal y/o convencional desarrollo de los acontecimientos. Un poema de Góngora
o uno de Kozer son revolucionarios no por lo que te dicen, sino por la forma en
que lo hacen”.
Para
Gilles Deleuze, en su libro Le Pli: Le Baroque et Leibniz (1988), todos somos
barrocos en la medida en que somos capaces de concebir la obra infinita o el
proceso de extender las formas, arte, poesía y pensamiento “fuera de
[sus] límites históricos”. Según Deleuze el barroco, como un procedimiento de
desarrollo sin fin que sobrepasa el cuerpo finito, nunca se detiene
dividiéndose a sí mismo y nunca cesa de hacer su materia expresiva. El objeto
de representación, del llamado contenido, se convierte en un evento de construcción
del sentido. Si el barroco está habitualmente asociado con la modernidad, para
Deleuze, esto es así porque el barroco, como para Sarduy en 1974, está
vinculado a la crisis de pertenencia, “una crisis que aparece a la vez con el
crecimiento de nuevas máquinas en el campo social y el descubrimiento de nuevos
seres vivientes en el organismo”. Si nos hemos perdido en el capitalismo tardío
que Deleuze llama “el juego de la Plenitud”, el barroco se convierte en un
procedimiento que contrarresta la crisis desencadenada por las nuevas máquinas
en el campo social, con una trayectoria en constante desarrollo de las formas
poéticas que se alejan de un centro unívoco, incluyendo la identidad nacional.
Para
Santiváñez la poética siempre implica la cuestión de la vida en el mundo:
“Claro que el punto central es aquel predisponerse para la poesía y eso implica
una disciplina vital por la que uno debe estar en poesía. Esto significa
permanentemente mirar el mundo, la vida y las cosas poéticamente… La gran
enseñanza es el estado perpetuo de creación en que hay que morar”.
El
problema de la emoción y de la musicalidad, como veremos más adelante, es
central: “dentro de aquella melodía sacar tu alma (tus decires) acoplándose uno
a uno suavemente —versos enhebrados— como dos cuerpos haciendo el amor”.
De
la expresividad latinoamericana y su “naturaleza gnóstica”, José Lezama Lima ha
dicho: “Sólo lo difícil es estimulante; sólo la resistencia que nos reta, es
capaz de enarcar, suscitar y mantener nuestra potencia de conocimiento”. La
poesía neobarroca de Roger Santiváñez es una poesía de la salud enraizada en la
dificultad de la composición, como “la gran concha curva” epígrafe del Canto
XVII de Ezra Pound que inicia su trance como Roberts Pools Crepúsculos (2010),
en el que percibimos las fuerzas vitales de la palabra poética desarrollada en
mundos crepusculares de éxtasis contemplativo y esfuerzo compositivo.
Cuando
leemos la sensación del pulsante cielo arremolinado del verano en el río
durante el crepúsculo “& el destello del brío del río” o somos testigos de
la auténtica alegría de percibir el mundo natural desplegarse en un poema
escribiéndose a sí mismo en la pura inmanencia: “Los arbustos son perfectos
danzan… despedida que es mi canto fúnebre”, aprendemos una lección de lo que
Santiváñez llama “delicia mental” en su Roberts Pools Crepúsculos que depende
de la monumentalidad e, incluso, de la incandescencia a la que el arte aspira:
“Ese
resonar no cesa never ever se ex
Tiende
en el tiempo que me resta para re-
Vivir
su son aquí en la página que escribo”
Trabajos
citados
Carpentier,
Alejo. “Lo barroco y lo real maravilloso.” Alejo Carpentier: La novela
latinoamericana en vísperas de un nuevo siglo y otros ensayos. Madrid: Siglo XXI Editores, 1981.
111-135.
Deleuze, Gilles. The Fold: Leibniz
and the Baroque. 7th ed. Trans. Tom Conley. Minneapolis: University of
Minnesota Press, 2007.
Lezama
Lima. José. La expresión americana. Santiago: Editorial Universitaria, 1969.
Sarduy,
Severo. Barroco. Editorial Sudamericana, 1974.
Santiváñez,
Roger. “Roger Santiváñez, cuestionario y poemas.” Blog Ibero-americana.net. Date accessed 25
November 2012:
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