Un acercamiento a la vida y obra de José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976) y Severo Sarduy (Camagüey, 1937-París 1993) nos remite de algún modo, salvando la época y las estéticas de por medio, a los poetas malditos de fines del siglo XIX(1). Fueron escritores que reflexionaron sobre su quehacer literario, se segregaron de la sociedad, huyeron de los honores y de los puestos oficiales; adquirieron aspectos de marginados sociales y conocieron la miseria, las enfermedades y el abandono. Ya fuera por intención propia, un estilo de vida o rechazo social, todos tardaron algunos años en ser plenamente comprendidos y asimilados para llegar a ser figuras conocidas y respetadas; y sus obras, un patrimonio de la literatura universal.
Por esa vía avanzaron también, de
alguna manera, Lezama y Sarduy, dos figuras muy controvertidas de la literatura
cubana, sumidas en la incomprensión y el rechazo de quienes pudieron facilitar
su difusión y conocimiento durante muchos años, tanto dentro como fuera de la
Isla. Sin embargo, ambos fueron abriéndose paso por su propio peso y el
esfuerzo personal en condiciones nada favorables, sin olvidar a alguno que otro
talentoso escritor, como el argentino Julio Cortázar (1914-1984), quien apreció
desde muy temprano su valía, lo que les sirvió de estímulo y de ventana al
mundo.
Ambos desarrollaron una relación
más allá de la amistad por el deslumbre que la obra lezamiana causó en Sarduy y
la confianza que éste representó para el autor de Paradiso, como medio de
divulgar su obra fuera de Cuba. Pero más allá de estos nexos, ambos constituyen
un binomio perfecto de creación y reflexión sobre su estilo discursivo que de
alguna manera se ha llamado el neobarroco.
De la relación entre ellos nos
habla el propio Lezama en una carta a Sarduy, recogida en la edición crítica de
Paradiso y también en Cartas a Eloísa y
alguna correspondencia:
Si en la primavera me vuelve a hacer la invitación la Unesco, quizás
haría mis valijas. [Tachado: Ahí podríamos hablar del geugeuma [sic]
[gneuma?], de la diacronía, de las aporías.]
tendremos oportunidad de hablar del P. Le Tellier, confesor de Luis XIV y
devoto del Dr. Kung Tse (el Confucio de los jesuitas) o de los americanos que
formaban parte de los ballets del conde de Villamediana, apresados por la
Inquisición. Por nuestro encuentro [alusión a Severo Sarduy] les quemaremos un
cabrito a los dioses. Un buen amigo suyo es,
José Lezama Lima (Paradiso
720-21)
¿Cuántos deseos se intuyen en
estas líneas sobre ese reencuentro de estos dos grandes de la literatura? Un
acontecimiento que hubiera significado horas de conversación y constatación de
sus talentos y excentricidades. ¿De cuántas cosas hablarían? De “Geugeuma o
gneuma”(2), de las diacronías(3), de las aporías(4), todo un léxico de la
cultura clásica y filológica. Una muestra, además de la preocupación de estos
escritores por el uso de una terminología rebuscada, centrando la atención en
los conceptos, una preocupación propia de la tendencia barroca conceptista; o,
también, una forma de sintetizar al máximo diferentes temas que bajo estos
tópicos podían haber tratado y les eran comunes.
Asimismo Lezama propone hablar de
personajes históricos como del P. Le Tellier, confesor de Luis XIV, a quien le
atribuye ser devoto del Dr. Kung Tse (el Confucio de los jesuitas) o de los
americanos que formaban parte de los ballets del conde de Villamediana,
apresados por la Inquisición. Una mezcla de personajes históricos reales, pero
con atributos muy simbólicos elegidos por Lezama y que parecen haber sido del
conocimiento de Sarduy. A nuestro alcance solo está el buscar lo que de común
tenían Le Tellier, Kung Tse y el conde de Villamediana, para deducir cuáles
serían los temas de esa ansiada conversación.
Toda la obra de Lezama y Sarduy
es el desarrollo de un discurso más allá de las fronteras ontológicas donde se
mezclan personajes históricos que nunca se vieron o personajes reales con otros
de ficción o simplemente una ilación de personajes cuyos atributos es lo más
importante para llegar al significado del discurso. Lamentablemente, este modo
de discurrir literario no ha sido comprendido por muchos, quienes han querido
ver incongruencias cognoscitivas en ambos, como en otros de la narrativa
hispanoamericana desde la época del boom hasta la más reciente, sin avisorar lo
que de intención lúdica hay en él para construir la imagen lezamiana. Así,
Horst Rogman(5) no vacila en señalar:
Me refiero a las incorrecciones, algunas incorrecciones, de Lezama, que
creo que no son tan irrelevantes como a veces se afirma. (…) Un ejemplo
modélico de la manera de naufragar la sapiencia lezamesca vemos en La expresión
americana, donde un Schelemaicher (Schleiermacher?) se reúne con un Gershin, un
Litz, un Tchaikovsky y un Honneger. (…) sobre todo el latín macarrónico de
Lezama deleita o irrita al lector por doquier. (78-9)
Desacertadamente, este crítico
pierde de vista lo que es la ficción literaria y olvida que toda la literatura
está plagada de ella desde la que nos llegó del viejo mundo, ni tampoco avizora
que es una de las marcas que se intensifica en el quehacer literario posmoderno
que ya en los años 60 venía gestándose. Por el contrario, Sarduy ve en este
modo de ficcionar un método de narrar novedoso y de vanguardia, haciendo
compatible lo inimaginable:
alógenos, a fuerza de multiplicar hasta “la pérdida del hilo” el
artificio sin límites de la subordinación, la frase neobarroca –la de Lezama,
por ejemplo– muestra en su incorrección –falsas citas, malogrados “injertos” de
otros idiomas, etc. – en su no “caer sobre sus pies” y su pérdida de la
concordancia, nuestra pérdida del ailleurs único, armónico, conforme a nuestra
imagen, teológico en suma. (…) Barroco de la Revolución. (103-104)
Al final, Lezama propone que por
ese encuentro les quemarían un cabrito a los dioses, como voto por su
realización. Lamentablemente, esa visita no se fraguó y todo lo soñado quedó en
lo imposible.
De la solidez y confianza de esta
amistad, hablan las empresas que Lezama, siempre tan desconfiado, había puesto
en el joven escritor, quien venía a ser como su representante literario en
París. Veamos el siguiente fragmento:
Te remito [alusión a Severo Sarduy] el posible contrato con la Casa du Seuil, para que lo entregues a la
persona o personas indicadas. Responden a la solicitud de esa Casa según último
cable que me enviaron. Si están de acuerdo, basta que hagan el contrato y me lo
envíen. Como no conozco los usos y procedimientos de esa casa en relación con el
número de ejemplares a editar, ni el tanto por ciento sobre la venta de cada
ejemplar que me correspondería por derecho de Autor, le envío las condiciones
que a mí me han parecido en relación con esos puntos. Al mandarme el contrato
firmado, la Casa du Seuil deberá fijar sus condiciones, las cuales serán
estudiadas por mí. Es decir, estas bases que yo señalo en el contrato pueden
servir de punto de partida, pudiendo establecerse las modificaciones
consiguientes puestas de acuerdo ambas partes.
Desearía una respuesta lo más rápidamente posible, para saber a qué
atenerme en relación con esos extremos. Por lo demás, la Casa du Seuil tiene
todo mi afecto y gratitud por su decisión adoptada de publicar mi novela
Paradiso. (Cartas 335)
Dos figuras de talento que de
algún modo naufragaron en las mismas aguas, lo que quizás posibilitó el que
establecieran una coherente y devota simpatía intelectual, que les sirvió de
paliativo, defensa y protección de sus obras. Basta recordar las palabras de
Lezama a Sarduy en sus Cartas a Eloísa y otra correspondencia para tener una
idea:
Yo he recibido tus cartas [alusión a Severo Sarduy] y los recortes de periódicos, todas las
cartas las he contestado al día, pues es muy agradable para mí, y no es pirueta
de cortesía, tener frecuentes conversaciones epistolares contigo. Siento que se
haya perdido la última carta que te envié, donde te daba las gracias por tus
innumerables cuidados y cariños con mi obra. (343)
Asimismo, entre cuidados y
cariños hacia la obra de Lezama, Sarduy fue descubriendo el quid de ese
quehacer literario y desarrollando toda una teoría centrada en el estilo
neobarroco, que él también asumió aunque de un modo diferente. Fue justamente
Barthes, su maestro del estructuralismo, quien escribió sobre su escritura: “El
texto de Sarduy merece todos los adjetivos que forman el léxico del valor
literario: es un texto brillante, ágil, divertido, inventivo, sorprendente y,
sin embargo, claro y afectuoso”. (1)
No obstante, Sarduy es también un
representante y teorizador del neobarroco. Sus estudios al respecto, recogidos
en dos valiosos ensayos Escrito sobre un cuerpo (1969) y Barroco (1974)
dilucidan los puntos de vista del escritor sobre este estilo de la narrativa
hispanoamericana presente en gran parte de sus autores del siglo XX, y que ha
tenido otras apreciaciones a partir del ensayo de Carpentier Tientos y
Diferencias (1964), y el ensayo de Lezama La expresión americana (1969). Sin
embargo, ha sido Sarduy el que pudo recoger esa tradición de los teóricos cubanos
del neobarroco y desarrollar su propia teoría en el marco de los cambios
culturales de los años 60, o sea, cuando la crisis de lo moderno comienza a
desalojar el discurso intimidatorio de la razón y la estética posmoderna
comienza a fraguarse haciendo uso de un nuevo estilo barroco: el neobarroco. De
este modo,
el barroco actual, el neobarroco, refleja estructuralmente la
inarmonía, la ruptura de la homogeneidad, del logos en tanto absoluto, la
carencia que constituye nuestro fundamento epistémico. Neobarroco del
desequilibrio, reflejo estructural de un deseo que no puede alcanzar su objeto,
deseo para el cual el logos no ha organizado más que una pantalla que esconde
la carencia (...) Neobarroco: reflejo necesariamente pulverizado de un saber
que sabe ya que no está apaciblemente cerrado sobre sí mismo. Arte del
destronamiento y la discusión.” (Barroco 183)
Una descripción del neobarroco
que alude a rasgos de la literatura posmoderna apuntados por muchos
críticos(6), la inarmonía, lo heterogéneo, la carencia, la política del deseo,
lo abierto, lo discutible, entre otros. Su teoría del Barroco se organiza a
partir de tres conceptos: la artificialización (estructurado en tres etapas de
desarrollo: la sustitución, la proliferación y la condensación de significantes),
la parodia y la carnavalización, al centro de la productividad textual
latinoamericana:
Espacio de dialogismo, de la polifonía, de la carnavalización, de la
parodia y la intertextualidad, lo barroco se presentaría, pues, como una red de
conexiones, de sucesivas filigranas, cuya expresión gráfica no sería lineal,
bidimensional, plana, sino en volumen, espacial y dinámica. (Barroco 175)
De ese neobarroco, consideró a
Lezama uno de los modelos centrales cuando refirió en una entrevista que le
realizara Emir Rodríguez Monegal:
Sí, yo creo que Lezama, con una de esas intuiciones geniales que lo
caracterizan, ha practicado precisamente este sentido de la parodia y hasta lo
ha formulado teóricamente. En Analecta del Reloj, a propósito de Góngora,
Lezama habla de los múltiples idiomas que forman la voz única del texto, y de
las "traducciones" en el interior de un mismo lenguaje. Yo, forzando
un poco el texto de Lezama, quisiera postular que esos idiomas son los textos
que dialogan en la parodia bakhtiniana. Lezama, aunque mucho después que
Bakhtine, pero sin haberlo leído, puesto que las primeras traducciones a
lenguas occidentales del formalista ruso han tenido lugar recientemente,
formuló los mismos conceptos de base. Paradiso es, en el sentido fuerte de la
palabra, un carnaval. (339)
Sin lugar a dudas, ambos hicieron
del neobarroco su razón de ser como escritores, asumiendo ese estilo; y como
críticos, analizando la tradición teórica y la manifestación de ese estilo en
la obra de los escritores del momento. Centrados en el neobarroco pudieron
medrar en el mundo de su tiempo, y tras los avatares de sus vidas llegar desde
el neobarroco – una vez que fueron plenamente comprendidos, asimilados,
conocidos y respetados– al nirvana, ese estado que para el hinduismo y el
budismo implican la liberación definitiva del sufrimiento, de la existencia, y
el alcance de lo absoluto. Precisamente en esa dimensión, los críticos y
enamorados de la literatura los ven por todo el orbe hoy por hoy.
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Citas y Notas
Los poetas franceses Baudelaire
(1821-1867), Verlaine (1844-1896), Rimbaud (1884- 1891) y Mallarmé (1842-
1898).
Gneuma es un término griego que
alude al espíritu o aliento de vida.
Diacronía es un término griego
para referirse al desarrollo o evolución de los acontecimientos a través del
tiempo.
El término aporía, también del
griego se refiere a los razonamientos en los cuales surgen contradicciones o
paradojas irresolubles, dificultades lógicas de índole especulativas.
Profesor de la Universidad de
Bonn, Alemania, durante el Coloquio Internacional sobre la obra de José Lezama
lima (1982), celebrado en la Universidad de Poitiers en Francia, presentó un
artículo titulado “Anotaciones sobre la erudición en Lezama Lima” donde se hace
eco de esa corriente europea que tras el boom de la narrativa hispanoamericana
quiso tildar a sus autores como de falta de erudición en correspondencia con su
mundo subdesarrollado.
Consúltese el modelo de lo
posmoderno descrito por Ihab Hassan en su obra The Dismemberment of Orpheus:
Toward a Postmodern Literature. New
York: Oxford University Press, 1982: 267-68.
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Referencias
Barthes, Roland. “Severo Sarduy: La cara
barroca”. La Quinzaine Litteraire 28 (1967): 1.
Hassan, Ihab. The Dismemberment of Orpheus:
Toward a Postmodern Literature. New York: Oxford University Press, 1982:
267-68.
Lezama Lima, José. Cartas a
Eloísa y otra correspondencia. Madrid: Editorial Verbum, 1998.
--- Paradiso [Edición crítica]
Madrid: Edición Cátedra, 1988.
Rodríguez Monegal, Emir.
"Conversación con Severo Sarduy". Revista de Occidente 93 (1970):
315-343.
Rogman, Horst. “Anotaciones sobre
la erudición en Lezama Lima.” Coloquio Internacional sobre la obra de Lezama
Lima. Poesía. Madrid: Editorial Espiral/Fundamentos, 1984. 83-85.
Sarduy, Severo. Barroco. Buenos
Aires: Editorial Sudamericana, 1974.
--- Escrito sobre un cuerpo.
Buenos Aires: editorial Sudamericana, 1969.
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Dr. Antonio J. Aiello is a faculty at the
College of Charleston, SC. He also has taught as visiting assistant professor
at Oregon State University, graduate associate teaching in the University of
Arizona and New Mexico State University, adjunct faculty at Pima Community
College in Tucson, Arizona,assistant professor at University of Kabul,
Afghanistan and assistant professor at University of Camaguey, Cuba. He has
taught Spanish language as second language in basic, intermediate and upper
levels; Spanish and Spanish American Literature, and Hispanic Linguistics since
1977 to students from various countries from America, Europe, Africa and Asia.
His formation began in the Higher Pedagogical
Institute “José Marti” in Camaguey, Cuba as a Bachelor in Spanish and
Literature. He got his Master in Latin American Studies in the University of
Camaguey. Later he took different courses about Semiotic and Theory of
Information with the University of Valencia, Spain, and University of Oriente,
Cuba. Finally he got his Ph. D. in Spanish at the University of Arizona, with a
major in 20th - 21st centuries Spanish American Literature, and two minors in
20th – 21st centuries Spanish Literature, and Hispanic Linguistics.
His researches have been related with the
Postmodern Literature, the Spanish and Spanish American Literature, the
literature in the cinema, the Hispanic Linguistics and the process of languages
acquisition,. Their results have been presented at various international events
and at various universities and associations in the United States. He is
also author of the book Presencia de la episteme posmoderna en el discurso
narrativo hispanoamericano de los umbrales del siglo XXI: Carlos Fuentes
Macías, Mario Vargas Llosa y Leonardo Padura Fuentes, and some textbooks for
the Spanish as second language teaching. Besides, he has published several articles with the results from his
investigations. Furthermore, he has collaborated with publishing house like
Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, John Wiley and Sons, Inc.;
Hispania a Journal of AATSP; La gota de agua, Philadelphia, PA. and the journal
Mexican Studies/Estudios Mexicanos of The University of California Institute
for Mexico and the United States, and the Universidad Nacional Autonoma de
Mexico’
His current research focuses on postmodern
Spanish American Literature about narrators as Zoé Valdés, Carlos Fuentes,
Mario Vargas Llosa and Leonardo Padura. He expects to fulfill soon some books
called Lezama recipe book, The Postmodern Narrative from Zoé Valdés and The
postmodern narrative in Cuba. A reality: Leonardo Padura.
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